miércoles, 26 de agosto de 2015

¿SOY CASA RARA?

Trabajar es raro.
No digo que sea bueno, ni malo, ni pesado, ni divertido... sólo es raro.
Vas a un sitio y haces cosas, cosas para los demás, todo durante unas horas establecidas y luego te vas.
Al siguiente día vuelves y haces las mismas cosas o diferentes cosas durante más o menos el mismo tiempo y de nuevo te vas y así todos los días.
Es raro.
La gente espera encontrarte en tu lugar de trabajo, si no estás se confunden, vienen a buscarte a ti o esperan que tu vayas, tal vez no te conozcan, tal vez no sepan como es tu aspecto, pero te esperan a ti.
Es raro.
No se quienes son, pero mi lugar de trabajo les hacer pensar, es obvio que se lo que quieren, necesitan, buscan, les agobia...
Es raro.
Yo en parte también espero que me busquen si no poca falta haría que viniera a trabajar.
Es raro.
Igual de raro que escribir sobre lo raro que es trabajar.
Eso tal vez no es lo raro, tal vez lo raro es que yo lo escriba, tal vez no es raro, tal vez soy yo la rara.
Es raro, seré rara.
No mas que la palabra raro y rara, ya me lo he repetido tantas veces que resulta raro decir raro, ¡ja!
Ya todo se ha complicado porque escribir lo raro que es trabajar mientras estoy en el trabajo pensando lo raro que es escribir sobre esto ha hecho que ya sea más raro la palabra raro que lo raro que es el inicio de todo que es trabajar, que por suerte son las 3 y me voy a casa ya.
Sí, a casa, ese sitio al que voy siempre después de trabajar, o después de salir o después de todo, pienso tantas veces en volver a casa que cuando la imagino creo que soy yo, me es tan familiar que creo que soy yo, que yo soy casa, la casa soy yo.
Ahora sí que lo dejo, me voy ya, me voy a casa, ¡oh no! había pensado que si yo era la casa y el decir que trabajar es raro me podría hacer a mi rara, tal vez yo sea una casa rara.
Me voy a comer. (algo también bastante raro, por cierto)

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